Salud mental

Según los estudios realizados en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV), los niveles de estrés, ansiedad y depresión que ha traído la actual pandemia han ido creciendo según ha ido transcurriendo el tiempo en la población general. En los inicios de la pandemia la sintomatología del espectro de ansiedad y depresión no alcanzaba tasas tan elevadas como en otros países. Sin embargo, la prolongación en el tiempo de la situación de pandemia ha originado un incremento progresivo en la incidencia de ansiedad (21.6%), depresión (18.7%), sintomatología de estrés postraumático (15.8%) y duelos potencialmente complicados en la población general entre otros síntomas1. Las personas más afectadas por el sufrimiento psicológico en la población general según los estudios han sido aquellas con enfermedades crónicas, sexo femenino y edades entre 18-25 años2.

Esta crisis supone un desafío para los mecanismos de adaptación al estrés y capacidad de resiliencia para la población general y, por otro lado, y en particular, para algunos grupos más vulnerables. Son numerosos los colectivos que han sufrido las consecuencias psicológicas de la pandémica derivando incluso en suicidio34.

Los niños, niñas y estudiantes presentan una alta tasa de impacto psicológico según los estudios disponibles hasta la fecha5. En segundo lugar, personas con patologías crónicas tanto físicas como trastornos mentales han sufrido una epidemia paralela de miedo, ansiedad y sintomatología depresiva. Ocurriendo esto en un periodo en el cual el sistema sanitario se ha visto colapsado y con menos capacidad para atender las demandas de trastornos mentales específicos, llegándose a triplicar la tasa de incidencia6.

En cuanto a poblaciones más específicas, el personal sanitario en España tiene uno de los porcentajes más altos de sanitarios contagiados por el SARS-CoV-2 según la OMS7. En los estudios realizados en la CAV, el personal sanitario ha mostrado síntomas de estrés, ansiedad, depresión, insomnio, estrés postraumático y fatiga por compasión8. Otro de los grupos estudiados ha sido el profesorado. Varios estudios han señalado que, durante el periodo de confinamiento, el profesorado ha sufrido niveles de estrés altos9. Al margen de estos dos grupos, son numerosos los colectivos que han sufrido las consecuencias psicológicas de la pandemia al verse obligados a realizar un trabajo de adaptación urgente y forzada en favor del cuidado de la sociedad.

Además de los diferentes grupos de profesionales, los grupos de contextos desfavorecidos también han sido los más dañados. Mujeres que sufren maltrato, migrantes, personas en situación de calle, personas con enfermedades mentales previas, personas con discapacidad intelectual y otros muchos grupos han sido los más dañados psicológicamente durante esta pandemia.

Finalmente, las personas mayores han sufrido soledad1011. Se han visto privadas del acompañamiento de sus seres queridos y muchas han fallecido solas y sin poder despedirse de sus seres cercanos.

Además de toda la sintomatología vivida en diferentes etapas de la pandemia, actualmente se podría destacar que lo que más predomina es la incertidumbre ya que estamos continuamente cambiando de ciclos de una ola a otra. Es decir, cuando hay más contagios se aumentan las restricciones y al bajar los casos éstas se aligeran. Todos estos cambios crean mucho estrés y desánimo entre la población por la falta de control sobre el medio.

Propuestas

  • Población en general: ampliar el asesoramiento psicológico poniéndolo a disposición de la población, así como estrategias de psicoeducación y divulgación de hábitos de vida a favor del cuidado de los niveles de estrés. Como recomendaciones, la importancia del autocuidado y la necesidad de equilibrar el tiempo libre con otras actividades, controlar la cantidad de tiempo que se dedica a ver las noticias o a recibir información de los medios de comunicación, mantener un horario de trabajo normal, descansar lo máximo posible, hacer ejercicio con regularidad y centrarse en la calidad del sueño.
  • Los niños y niñas: deberán acudir al centro educativo donde se les hablará de la COVID-19 de una forma pedagógica12. Se deberá fomentar la educación emocional y atender todos aquellos aspectos relacionados con la tolerancia a la enfermedad de forma educativa. A nivel práctico y con el objetivo de preservar el desarrollo de habilidades sociales en formación, se recomienda salir a la calle acompañados de un adulto en grupos burbuja ordenados por espacio temporal y distribuido por zonas.
  • Las personas jóvenes (18-25 años): formarles en la gestión de emociones y en técnicas de relajación, higiene del sueño, ejercicios físicos y posturales. Para ello, será importante establecer una rutina diaria donde ocupar el espacio realizando actividades dedicadas al aspecto emocional13, social o físico.
  • El personal sanitario: asegurar el desempeño de su actividad laboral dentro de unas condiciones seguras, así como cubrir la necesidad de atender a su salud mental. Resolver aquellas fuentes de estrés evitables como pueden ser aquellas de origen material: aumentar recursos, ampliar y estabilizar contractualmente plantillas con elevadas tasas de temporalidad. Fomentar estrategias de afrontamiento de estrés y crear espacios accesibles y especializados para el cuidado del personal13. Estas mismas medidas se podrían aplicar al colectivo del profesorado, al igual que a otros profesionales que puedan estar viviendo las consecuencias psicológicas en el lugar del trabajo.
  • Personas afectadas de trastorno mental previo a la situación de pandemia: mantener, con todas las medidas de seguridad aplicables, la presencialidad de las consultas. Extender entre los diversos dispositivos la asistencia telemática con mayor desarrollo que los medios actuales, en aras de no sufrir retrasos en las consultas y manejo de los síntomas.
  • Los grupos más desfavorecidos: ampliar los recursos sociales urgentes que aseguren la cobertura de bienes básicos. La destinación de bienes a estos colectivos es fundamental puesto que constituye un requisito necesario para poder manejar bajo mínimas condiciones el estrés originado por la pandemia. Contratación de más profesionales de la educación social, así como la realización de campañas de ayuda que aumenten la accesibilidad de estos recursos y la integración de estos colectivos.
  • Las personas mayores: deben estar acompañadas siempre de figuras cercanas de referencia que proporcionen un sustento emocional. El acompañamiento será lo menos cambiante posible para dar continuidad de cuidados y disminuir la confusión. Seguir fomentando redes de apoyo comunitario y proteger la existencia de figuras preestablecidas de acompañamiento presencial en los momentos finales de la vida.
  • Finalmente, sería aconsejable que los medios de comunicación difundieran únicamente información precisa y con fuentes fiables y contrastadas. Es importante gestionar la gran cantidad de información no filtrada que transmiten los medios de comunicación y las redes sociales. La exposición a excesos de información contradictoria produce un incremento de la confusión de la población en una situación que ya provoca un desbordamiento per sé por lo cambiante e incierto de las circunstancias.

Además consideramos que plantear una estrategia con el objetivo de conseguir un escenario ZeroCovid podría traer nuevas emociones más positivas, y romper con la actual desilusión y desánimo. Si se consiguiese ese escenario de ZeroCovid se podría crear una nueva ilusión en la población y probablemente mejoraría notablemente la situación emocional que está viviendo actualmente.

Por otro lado, el hecho de intentar y no conseguir este nuevo escenario, podría crear frustración en la población, aunque probablemente no mayor de la que se está viviendo actualmente. Decimos esto porque seguramente aunque no se consiguiese totalmente el escenario de ZeroCovid, mejoraría notablemente la situación y la población sentiría que se están tomando otras medidas más efectivas, como se ha visto por ejemplo en Australia o Nueva Zelanda.


  1. González-Sanguino, C., Ausín, B., Castellanos, MA., et al. Mental health consequences during the initial stage of the 2020 Coronavirus pandemic (COVID-19) in Spain. Brain, Behavior, and Immunity. Volume 87, 2020. Pages 172-176. ISSN 0889-1591. https://doi.org/10.1016/j.bbi.2020.05.040.2. ↩︎

  2. Valiente, C., Contreras, A., Peinado, V. Psychological Adjustment in Spain during the COVID-19 Pandemic: Positive and Negative Mental Health Outcomes in the General Population. The Spanish Journal of Psychology, Volume 24, 2021. DOI: https://doi.org/10.1017/SJP.2021.73. ↩︎

  3. Kerr, BA. Birdnow, M., Wright, JD., & Fiene, S. (2021). They Saw it Coming: Rising Trends in Depression, Anxiety, and Suicidality in Creative Students and Potencial impact of the COVID-19 Crisis. Frontiers in Psychology, 12, 6118384. ↩︎

  4. Kyoko N., Sachiko M., Eri M., Roseline K., Toyoto I., Junko H.,Kyoichi O., Masahito F., Takeshi G., Kazuo M. & Fumio Y. (2021). Cross-sectional survey of depressive symptoms and suicide-related ideation at a Japanese national university during the Covid-19 stay-home order. Environmental Health and Preventive Medicine, 26:305. ↩︎

  5. Idoiaga N, Berasategi N, Eiguren A, Picaza M. Exploring Children’s Social and Emotional Representations of the COVID-19 Pandemic.Front Psychol. 2020;11:1952. Published 2020 Aug 12. doi:10.3389/fpsyg.2020.019526. ↩︎

  6. Tíscar-González V, et al. Percepciones y vivencias de escolares de 7 a 8 años del País Vasco durante la alerta sanitaria COVID-19. Gac Sanit. 2021. https://doi.org/10.1016/j.gaceta.2020.11.0067. ↩︎

  7. Alonso J, Vilagut G, Mortier P. MINDCOVID Working group. Mental health impact of the first wave of COVID-19 pandemic on Spanish healthcare workers: A large cross-sectional survey. Rev Psiquiatr Salud Ment. 2020 Dec 10:S1888-9891(20)30128-2. doi: 10.1016/j.rpsm.2020.12.001. Epub ahead of print. PMID: 33309957; PMCID: PMC7726524.8. ↩︎

  8. Dosil M, Ozamiz-Etxebarria N, Redondo I, Picaza M, Jaureguizar J. Psychological Symptoms in Health Professionals in Spain After the First Wave of the COVID-19 Pandemic. _Front Psycho_l. 2020 Dec 18;11:606121. doi: 10.3389/fpsyg.2020.606121. PMID: 33391125; PMCID: PMC77754069. ↩︎

  9. Ozamiz-Etxebarria, N., Berasategi Santxo, N., Idoiaga Mondragon, N., & Dosil Santamaría, M. (2021). The Psychological State of Teachers During the COVID-19 Crisis: The Challenge of Returning to Face-to-Face Teaching. Frontiers in psychology, 11, 620718. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2020.62071810. ↩︎

  10. Picaza Gorrochategi M, Eiguren Munitis A, Dosil Santamaria M, Ozamiz Etxebarria N. Stress, Anxiety, and Depression in People Aged Over 60 in the COVID-19 Outbreak in a Sample Collected in Northern Spain. Am J Geriatr Psychiatry. 2020 Sep; 28(9): 993-998. doi: 10.1016/j.jagp.2020.05.022. Epub 2020 May 31. PMID: 32576424; PMCID: PMC7261426.11. ↩︎

  11. Eiguren, A., Idoiaga, N., Berasategi, N., & Picaza, M. (2021). Exploring the Social and Emotional Representations Used by the Elderly to Deal With the COVID-19 Pandemic. Frontiers in psychology, 11, 586560. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2020.58656012. ↩︎

  12. Berasategi, N., Idoiaga, N., Dosil, M., & Eiguren, A. (2020). Design and Validation of a Scale for Measuring Well-Being of Children in Lockdown (WCL). Frontiers in psychology, 11, 2225. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2020.0222513. ↩︎

  13. Rodriguez, B., Palao, A., Muñoz, A. et al. Implementation of a Mindfulness-Based Crisis Intervention for Frontline Healthcare Workers During the COVID-19 Outbreak in a Public General Hospital in Madrid, Spain. Front. Psychiatry, 30 October 2020 | https://doi.org/10.3389/fpsyt.2020.562578 ↩︎