Micro y mesoeconomía

La COVID-19 ha provocado una situación sin precedentes a nivel global. El foco inmediato y primario ante la pandemia ha sido hacer frente a la crisis de salud que estamos viviendo, y las respuestas de los sistemas sanitarios y la ciudadanía para gestionarla y así salvar vidas. Las consecuencias económicas han sido también devastadoras. La OCDE estima, en Marzo 2021, que la reducción del PIB mundial ha sido del -3,4% con una mayor incidencia en Europa (Área Euro -6.8% y Gran Bretaña -9.3%) y una menor incidencia en Asia, especialmente en China que ha crecido un +2.3%1. Dentro de Europa, España ha sido uno de los países más afectados (-11% frente a una caída del -5.3% de Alemania). En Euskadi no somos ajenos a esta crisis y nuestro PIB se ha reducido en un -9,5%2.

Si bajamos a un nivel más micro los sectores relacionados con el turismo y ocio, como la Hostelería o las Industrias Culturales, y las actividades industriales relacionadas con la movilidad, como Material de transporte, el Caucho o el Refino de Petróleo, han sido los más afectados y son los que tienen un periodo de recuperación más incierto3.

Esta asimetría en los efectos en los distintos territorios, sectores e incluso a nivel empresarial es también la principal característica de la crisis económica que estamos viviendo4, lo cual dificulta la toma de medidas que contrarresten sus efectos. La reacción ante la crisis ha sido muy destacada ya que ha requerido un especial esfuerzo por parte de toda la sociedad. Las personas se han adaptado a las circunstancias, asimilando nuevas formas de trabajo y estrictos protocolos dirigidos a evitar contagios. En esta adaptación las dificultades han sido considerables con una mayor incidencia negativa en aquellos colectivos con peores condiciones laborales y menor cualificación, y donde el colectivo femenino ha tenido la dificultad añadida de asumir el principal esfuerzo de las tareas domésticas y cuidados familiares5.

Por su parte las empresas han tenido que reaccionar ante un shock en la actividad, lo que les está creando una caída de la rentabilidad e importantes tensiones financieras6. Asimismo, las empresas han tenido que afrontar la ruptura de algunas cadenas de valor, lo que ha afectado a su capacidad de producción y previsiblemente traerá un replanteamiento de sus políticas de compras con una reconfiguración de las cadenas de valor7.

En cuanto a las medidas tomadas por las administraciones públicas en Euskadi, tal y como el Informe de Competitividad del País Vasco 2020 indica, han sido en general ágiles y similares a otras regiones de referencia en Europa. Un ejemplo de ello fueron las líneas de ayuda que se han puesto a disposición de las empresas que tienen como objetivo aliviar su situación financiera8, en unas condiciones muy favorables. Las empresas han aprovechado estas facilidades endeudándose. De hecho, el endeudamiento empresarial aumentó en España un 5,3% en 2020. Este esfuerzo económico por parte de las administraciones junto con una reducción de la recaudación fiscal ha propiciado un importante aumento del peso del endeudamiento público. En España este endeudamiento supone ya el 120% sobre el PIB; en el caso de la CAV este endeudamiento alcanzó el 16,1% del PIB, lo que supone un incremento del 3,4 p.p con respecto al año anterior9.

Una de las principales dificultades ha sido asimetría de las consecuencias de la pandemia, que ha concentrado sus efectos negativos en ciertos colectivos. Asimismo, pese a que algunas teorías iniciales preveían una crisis en “v”, con una fuerte recuperación, la evolución de la pandemia está retrasando la recuperación y genera distintas fases en la crisis, donde las condiciones y los colectivos afectados varían10. Es además difícil la toma de medidas, tanto por la complejidad de tener datos sobre una realidad que va cambiando inesperadamente como por las dificultades estructurales que hay en el sistema para adaptarse de forma ágil a las mismas.

Este contexto ha puesto a prueba la capacidad de adaptación de todos los agentes económicos ante un shock que ha creado gran incertidumbre con una información disponible escasa. El principal reto es crear una capacidad de resiliencia que nos permita como sociedad enfrentarnos en los próximos años a futuras crisis y gestionar las situaciones de dualidad que esta pandemia está generando y generará. Esto facilitará el mantenimiento de un desarrollo económico que sea inclusivo y sostenible.

Propuestas

  • Crear un sistema de monitorización de cómo está afectando la pandemia en los diferentes sectores (observatorio sectorial) para ir adecuando las políticas públicas de apoyo a la recuperación a cada sector.
  • Tipificar las empresas en función de las problemáticas que está viviendo cada una (liquidez, solvencia, rentabilidad…) para poder definir políticas de apoyo para la recuperación más adaptadas a las diferentes problemáticas empresariales.
  • Establecer canales, espacios y foros de participación directa de las propias empresas y sectores en la toma de decisiones que les afectan, como agentes sociales que son y por la responsabilidad social y colectiva que han de asumir en este escenario pandémico.
  • Trabajar la diversificación de abastecimientos de bienes y servicios básicos desde geografías cercanas (europea y española) y locales, en función de las capacidades existentes en el territorio. Así se conseguiría evitar rupturas de cadenas de valor y la aparición de dificultades de abastecimiento que dificulten mantener la producción en procesos de fabricación.
  • Generar una adecuada colaboración público-social con visión de futuro a medio y largo plazo. Además de la continuidad de las cadenas de valor, tres son los requisitos básicos para garantizar el futuro del tejido empresarial y que la pandemia está poniendo en jaque: disponer del suficiente flujo de liquidez, poder incrementar las inversiones productivas a pesar de la contracción general de la economía, y generar un contexto de confianza para sostener la creación de nuevas empresas y actividades.
  • Poner en marcha ayudas y políticas de capacitación y acceso al empleo adaptadas a cada tipo de colectivo que garanticen el bienestar de todas las personas, especialmente de las más vulnerables y afectadas por esta crisis: personas mayores y dependientes, personas de renta baja con pocas capacidades de acceso a un empleo (ver bloque de factores socio-económicos de la pandemia).
  • Apoyar el acceso a herramientas digitales y generación de capacidades en el ámbito digital a personas, empresas e instituciones de diferente tipo para aprovechar el potencial de esta palanca en el desarrollo de las diferentes actividades. Así, además de ayudar a mantener las actividades durante la pandemia supone también importantes mejoras de eficiencia y productividad para la post-pandemia combinándola de forma equilibrada con la actividad presencial. Es más, deberíamos aprovechar esta palanca no sólo para mejorar y transformar las actividades económicas existentes, sino también crear nuevas actividades económicas en lo digital.
  • Abordar las tres grandes transiciones (la transición verde, la digital y la sociodemográfica) ha no sólo como retos, sino poniéndolas en valor como oportunidades que nos brindan: generando actividades de economía circular, reciclado, re-manufactura, bioeconomía, ciberseguridad, industria de la salud, el cuidado integral de las personas…

  1. OECD (2021), OECD Economic Outlook, Interim Report March 2021, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/34bfd999-en. ↩︎

  2. EUSTAT (2021), Cuentas trimestrales IV/2020 ↩︎

  3. Retegi J, Carrillo F, Gil de San Vicente I, Salado J-P. (2020). Análisis sectorial del potencial impacto y recuperación de la crisis en la COVID-19 en las empresas vascas, Reflexiones COVID-19, 3/2020, Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad. ↩︎

  4. ORKESTRA (2020), Informe de Competitividad del País Vasco, Publicaciones de la Universidad de Deusto, ISBN: 978-84-1325-099-1. ↩︎

  5. Farre L, Fawaz Y, Gonzalez L, Graves J. (2020) How the Covid-19 Lockdown Affected Gender Inequality in Paid and Unpaid Work in Spain. IZA Discussion Paper No. 13434, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=3643198 ↩︎

  6. Menéndez, A., y Mulino, M. (2021), Resultados de las empresas no financieras hasta el cuarto trimestre de 2020. Un avance de cierre de ejercicio, Boletín Económico, Banco de España. ↩︎

  7. Miroudot, S. (2020) Reshaping the policy debate on the implications of COVID-19 for global supply chains. J Int Bus Policy 3, 430–442. https://doi.org/10.1057/s42214-020-00074-6 ↩︎

  8. Como por ejemplo: instrumentos de garantía de crédito orientados a autónomos y pymes (línea de financiación al 0% para pymes y autónomos de Elkargi - Gobierno Vasco o Líneas de Avales COVID-19 de ICO); aplazamientos de pagos, reembolso adelantado de anticipos (INDARTU, alquileres en polígonos industriales de SPRILUR, Gauzatu Industria, Bideratu, Bideratu Berria); ayudas reintegrables para la reestructuración y relanzamiento de empresas (Bideratu COVID-19). ↩︎

  9. Banco de España (2021), Cuentas Financieras de la Economía Española correspondientes al cuarto trimestre de 2020 ↩︎

  10. De Vet JM, Nigohosyan D, Núñez Ferrer J, Gross A-K, Kuehl S, Flickenschild M (2021). Impacts of the COVID-19 pandemic on EU industries, Publication for the committee on Industry, Research and Energy, Policy Department for Economic, Scientific and Quality of Life Policies, European Parliament, Luxembourg, 2021. ↩︎